La ruta hacia la minería del futuro

Por Rodrigo Andai, Vice President – Technical Mining Systems de ABB Enterprise Software y Gerardo Mendoza, LBU Manager de Process Industries de la División local de Process Automation.

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Para el 2020 esperamos que la minería haya alcanzado una nueva fase en la que el modelamiento y planificación integrados generarán una producción de mineral de mejor calidad con altos niveles de visibilidad a través de la cadena de valor y de las operaciones con inteligencia artificial, limitando, gracias a los procesos continuos, los cuellos de botella. ¿Pero cómo es posible este escenario en un contexto donde las reservas se están agotando para algunos commodities, los activos y yacimientos son cada vez más complejos, la ley del mineral es cada vez más baja y la mano de obra es más costosa así como la energía?

Las dinámicas del mercado son muy cambiantes en la actualidad. Están impulsadas por realidades como la extinción de los depósitos fácilmente accesibles y las nuevas oportunidades de extracción que se están dando en contextos geográficos muy remotos y políticamente complejos. Hoy, llegar hasta el mineral implica ir a mayor profundidad, lo que incrementa los costos, algo que, evidentemente, debe ir de forma paralela con la productividad de la mina. Justamente, la tecnología permite ahora extraer más con menos, con la menor participación posible de personas trabajando en las profundidades, algo que ayuda a disminuir sensiblemente los riesgos. Un buen punto a favor si vemos que otros factores, como los precios de los commodities están en etapas de alta volatilidad justamente a causa de la interrupción en el suministro, mercados inflexibles y nuevos sistemas de asignación de precios. China y su proceso de industrialización también tienen mucho que ver, pues demanda gran flexibilidad de infraestructura a los operadores mineros para incrementar la producción cuando sea necesario. Se habla de un menor crecimiento chino, pero se olvida que incluso un modesto crecimiento de 3% anual significa una duplicación de la demanda en un periodo de poco más de 20 años, un tramo que no es muy largo en términos mineros.

En un contexto cuyos signos ya están claros, la clave está en mirar los procesos internos de las mineras. Ahí encontramos diversos desafíos, asuntos que debemos confrontar en primera instancia antes de lanzarnos a planificar el futuro. De esta manera encontramos la comunicación fragmentada –los llamados ‘silos de información’-, falta de colaboración entre diferentes departamentos y a través de la cadena de suministro, maximización de activos de capital por antigüedad, una fuerza de trabajo envejecida, posibilidad de mejorar la seguridad y volatilidad de la energía. Si aplicamos un enfoque tecnológico a estos desafíos podemos aumentar la visibilidad, mejorar la comunicación y eliminar la duplicación, impactando positivamente sobre la línea base, la seguridad y la confianza del empleado.

Lo ideal es alcanzar una visión y acción holística para enfrentar el escenario que se ha descrito. Esto se trata básicamente de unir la información y las tecnologías operacionales. Integrar, visibilizar y ofrecer inteligencia dentro y entre la tecnología operacional (TO), los sistemas de control de producción y la tecnología de la información (TI), que gestionan los activos críticos, la logística, la planificación y las operaciones de la compañía. El resultado será una agilidad operativa sin precedentes para las fluctuaciones de la oferta y la demanda con cuatro beneficios indispensables que mejorarán la eficiencia, capacidad de respuesta y rentabilidad a través de la cadena de valor: La producción inteligente, la respuesta inteligente frente a la condición de los activos críticos, la planificación determinada por la demanda, y la reducción del consumo de energía de los desechos.

El siguiente paso es el más difícil y es convencer a la industria minera, que de por sí es muy conservadora. Una forma de hacerlo es a través de proyectos innovadores de tiempos de implementación y costos bajos que muestren resultados a corto plazo.

Hay desarrollos que son simples, pero que en la práctica significarían grandes ahorros de tiempo y costos como por ejemplo el reponer el petróleo a los camiones de una minera, esto perfectamente lo puede hacer un robot que vía GPS, por ejemplo, esté conectado a la flota y sepa exactamente el nivel de combustible que tiene cada vehículo y cuándo recargarlo o el lavado de camiones con robots de forma más eficiente y con menos riesgo para la seguridad de las personas. Otro ejemplo es el de las correas transportadoras, aquí también se podría aplicar la robótica para reemplazar los polines defectuosos e incluso identificar a través de cámaras termográficas cuándo hacer el cambio.

Para todo esto es necesario desarrollar y mejorar los sistemas de control de procesos, soluciones de comunicación, sensores y software para la “Internet de las Cosas” (IoT por sus siglas en inglés), servicios y personas. Estas tecnologías permiten que los clientes en la industria, en la generación de energía e infraestructura analicen los datos de manera más inteligente, optimizando sus operaciones, aumentando su productividad y flexibilidad. Se migra de un esquema de islas de automatización independientes a un solo sistema donde toda la información está disponible. Esta extensión de la automatización cierra brechas en la cadena de valor y crea procesos de producción seguros, confiables y predecibles, resultando una operación optimizada desde la mina hasta el puerto.