CON LA OLA DE CALOR Y LA VUELTA A LA PRESENCIALIDAD, VOLVIERON LAS PELEAS POR EL AIRE ACONDICIONADO: LA GUERRA DE LOS SEXOS Y CÓMO RESOLVERLA

Una de las grandes novedades que dejó la pandemia fue el experimentar que muchos trabajos, en especial los referidos al rubro servicios, se pueden hacer a distancia. Se resaltó mucho, por ello, en el ahorro de tiempo y dinero de pasajes, en la posibilidad de rendir bien y logar resultados muchas veces similares, en la posibilidad de alcanzar un mejor balance vida-trabajo.

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Con la posibilidad de volver a la presencialidad, un tiempo después, la novedad fue la elección de un esquema híbrido, por parte de muchas empresas e instituciones, donde la lógica trabajar algunos días en casa, algunos días en la oficina.

Sin embargo, en los últimos tiempos, la evidencia parece haber movido un poco la aguja, y, de a poco, parecería ser que las empresas tienden a preferir la presencialidad. No se dice que no funciona lo remoto, pero sí que en la interacción física se potencia la creatividad, cuando dos o más personas interactúan en el mismo ambiente. O sea, lo remoto funciona, pero lo presencial permite hacerlo mejor.

Por otro lado, en paralelo con la presencialidad, el verano, y en especial cuando se dan olas de calor, hace que el uso del aire acondicionado sea casi una obligación para el bienestar de los colaboradores.

No todo es color de rosa

Frente a este panorama, y tal como dice en el subtítulo, no todo lo que implica trabajar en el mismo espacio físico es una panacea. Y así como nadie dudaría de resaltar las ventajas sociales, existen también muchos temas y roces que son fruto de compartir horas con otras personas durante toda la semana (o gran parte de ella).

Uno de esos conflictos, sin dudas, es la pelea por el aire acondicionado, algo que adquiere mayor preponderancia, como dijimos, con la llegada del verano y en especial los días de calor extremo. Resulta habitual que diferentes personas tengan diferentes percepciones sobre el clima exterior, o sobre la incidencia de dicha temperatura en su bienestar (pasa con las parejas, en la habitación que comparten para dormir, sin ir más lejos) y resulta habitual que dicha diferencia se convierta en un conflicto clásico de oficina.

Uno prende el aire, otro espera a que éste salga un rato para apagarlo; cuando vuelve el que lo había prendido, si se da cuenta, se de una discusión y, en el mejor de los casos, se llega a un acuerdo.

La guerra de los sexos

Más allá de las diferencias personales, en relación a la percepción del clima, parece haber también una diferencia de género. Según un estudio publicado en la revista científica Nature Climate Change, las mujeres son las que más sufren con el aire acondicionado. Mientras que los hombres suelen preferir, en general, la baja temperatura en el lugar de trabajo.

Hay diversas hipótesis sobre las razones de esa diferencia. Una de ellas tiene que ver con el tipo de ropa que usa cada uno (más liviana en ellas). También se esgrime que la temperatura del termostato de los equipos centrales sigue anclada al pasado, más acorde a un método implementado en los años 60, de acuerdo al metabolismo masculino, de promedio 40 años.

Según dichos estudios, el metabolismo de un varón de 40 años es un 30% más rápido que el de las mujeres, lo que explicaría el por qué de la diferencia de temperatura. En ese sentido, la ideal para el hombre sería 22ºC, mientras que para la mujer 24ºC. Si bien son solo 2 grados, el pasar toda la jornada por debajo o por encima de la temperatura “ideal” puede contribuir al menor rendimiento y al malestar a todos los niveles.

Punto de equilibrio

Tomando en cuenta lo anterior, hay ciertas recomendaciones que se pueden tomar en cuenta para lograr un punto de equilibrio entre las diferencias de cada uno. “Uno de ellos radica en situar el termostato en 24 grados, que suele ser una temperatura intermedia y que, sumado a eso, permite ahorrar en energía”, señaló Daniel Sandoval, Gerente de Marketing de aires acondicionados Hitachi para Latinoamérica.

A su vez, el ejecutivo añadió: “en los espacios de trabajo más compartimentados, lo idea es contar con aires individuales, que se puedan manejar de acuerdo al criterio de cada uno. O aires centrales pero que se puedan manejar individualmente en cada oficina o espacio”.

En esa misma línea, Sandoval amplió: “El control es la clave. En nuestro caso ofrecemos controladores con navegación intuitiva, mediante una solución que les permite a los usuarios administrar desde una unidad interior hasta varios sistemas de manera remota (web/smart phone). Y lo más importante, la configuración puede ser gestionada localmente, a través de los termostatos individuales en cada zona”.

Más allá de eso, siempre está la opción de sumar más o menos abrigador, según el caso. Y, finalmente, dialogando para llegar a un punto medio, si es que no se puede manejar individualmente la temperatura.

Como se dijo al inicio, la presencialidad en las oficinas parece estar imponiéndose como tendencia. Y, dentro de las dificultades de la convivencia, en especial con la llegada de grandes calores, el poder manejar de manera más o menos justa las diferencias por el aire acondicionado, habrá resuelto una parte no menor de esta instancia de convivencia renovada.