Previo a la pandemia de Covid-19 en México, solo el 34% trabajaba de manera remota de tiempo completo, en tanto, durante el confinamiento, esta cifra se duplicó a 68%, de acuerdo con un estudio encabezado por la IAE Business School. El trabajo remoto es un esquema de trabajo que será adoptado de manera permanente por el 5.7% de las empresas en el país y el 30.4% en el caso de las grandes empresas.
En estos espacios es importante considerar algunos aspectos importantes como la calidad del aire, el confort térmico, la iluminación y acústica, ya que ayudan a lograr mayor productividad, concentración, influir en el humor de las personas, y particularmente no dañar la salud. Por lo anterior, es importante identificar que al pasar más tiempo en interiores, requiere de calidad ambiental interior, ya que esto impacta nuestro bienestar cotidiano y a largo plazo.
Una mala calidad del aire interior se refiere a un alto índice de presencia de contaminantes, es decir, una mezcla entre sustancias químicas, alérgenos y microbios en ambientes cerrados. Contrario a lo que muchos pudieran pensar, la calidad del aire en el interior de los hogares, a menudo es peor que en el exterior, especialmente en las ciudades. Concretamente, el aire que respiramos en casa puede estar entre dos y cinco veces más contaminado que el de la calle, según estudios de la prestigiosa Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA).
Esto se debe a diversos factores, entre ellos el humo del tabaco, la humedad (causa de la aparición de hongos y moho), y la composición química de los revestimientos y tratamientos de superficies y materiales como son: pinturas murales, barnices de suelos y mobiliario; así como de los productos de limpieza. Estos últimos pueden liberar sustancias potencialmente dañinas para la salud, como los Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), sobre todo a causa de su concentración en espacios cerrados como el hogar.
Comprender cómo abordar mejor los problemas de la calidad del ambiente interior en casa u oficina, ha sido un gran reto. Una de las razones es que la naturaleza invisible de los riesgos hace que sea difícil saber por dónde empezar; después de todo, ¿cómo se analiza y mitiga lo que no se puede ver?
Actualmente vivimos en ciudades a la vanguardia de la urbanización, pero también en sitios sobrepoblados y con grandes cantidades de residuos tóxicos en el ambiente, que han afectado la salud e incrementando las enfermedades respiratorias en años recientes.
Por ejemplo, se dice que cuando un edificio registra más del 20% de los usuarios con síntomas como fatiga, dificultad de concentración, letargia, molestias en ojos, nariz y garganta, ruido excesivo o quejas de malos olores, éste se califica como un “Edificio Enfermo”.
Tan sólo la calidad del aire en zonas como la Ciudad de México, Estado de México, Puebla o Morelos, no cumplen con las normas de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came); situación que altera de manera importante la respuesta del sistema inmunológico de las personas, entre otros riesgos.
En este sentido, la empresa Trane explica que la evaluación de la calidad del aire interior, es un análisis basado en datos sobre la eficacia con la que la calidad del aire interior de un edificio, se adhiere a las últimas recomendaciones de la industria para el funcionamiento de sistemas HVAC, con un enfoque en los cuatro factores clave que contribuyen a la mejora en la calidad del aire:
- Diluir: asegurándose de que una gran cantidad de aire fresco del exterior diluya la acumulación de contaminantes en el interior mediante una ventilación adecuada.
- Extraer: sacar el aire de escape es igualmente importante, especialmente el aire de cocinas, baños y sistemas de combustión.
- Contener: mantener los niveles de humedad interior dentro del rango recomendado por ASHRAE maximiza la comodidad de los ocupantes y reduce el riesgo de crecimiento microbiano.
- Limpiar: reduce partículas, olores o microorganismos, como moho, bacterias y virus.
Por lo que, en esta nueva normalidad, se requiere que los inmuebles en los que se pasa gran parte del tiempo, se vele por la salud y bienestar de quienes ahí se encuentran; por lo que cuando se trata de la calidad del aire interior, se requiere la capacidad de ver lo invisible.
La buena noticia es que la tecnología continúa evolucionado, por lo tanto, se tiene hoy la capacidad de monitorear diferentes aspectos de la calidad del aire interior. Ahora, las nuevas soluciones en aires acondicionados para casa, permiten una mayor visibilidad de diversos factores que componen la calidad ambiental interior: calidad del aire, temperatura, iluminación y acústica como aspectos integrales.
Al respecto Carlos García, director general de Trane en México, comenta: “Para Trane es esencial que dueños y operadores de inmuebles cuenten con un enfoque integral para optimizar la calidad de aire interior para equilibrar las necesidades de bienestar de ocupantes de espacios residenciales, comerciales e industriales, permitiendo tener espacios interiores más saludables”.
Con información de: Trane México